En la escuela me enseñaron a normalizar bases de datos. Desde la primera forma normal hasta Boyce-Codd tuve que aprenderlas todas y aplicarlas cada día. Me tomó tiempo hacerlas parte indisoluble de mi forma de pensar, pero poco a poco pasaron a ser "second nature".
Resulta que ahora he tenido que desandar mucho camino. Más de una vez he tenido que hacer el proceso contrario: a partir de un modelo perfectamente normalizado, crear otro que viole algunas reglas teóricas en aras de ganar eficiencia. Es gracioso como no todo lo que dicen los libros que "está bien" aplica a situaciones de la vida real.
Dos elementos importantes:
Primero: Recordar y aplicar correctamente conocimientos adquiridos es lo que todos esperan de un profesional. Nadie otorga puntos extras por ello. Es simplemente lo "menos" que podemos hacer.
Segundo: Ser capaces de identificar cuándo y dónde las reglas que tanto estudiamos no aplican, levantar la voz contra ellas y exponer una mejor solución es lo que marca toda la diferencia.
Cualquiera puede implementar un programa computarizado que dado un cojunto de condiciones iniciales, aplique secuencialmente un listado de reglas para obtener un resultado. El poder de decidir cuándo las reglas no son el mejor camino a seguir y aplicar una solución alternativa es una cualidad reservada a los seres humanos.
Tenemos que pensar más y reproducir menos. El conocimiento que hemos adquirido es finito, sin embargo, la creatividad no tiene límites. Úsemosla.
Bonus: Es interesante ver cómo las personas son capaces de llegar a soluciones realmente inteligentes sin antes pasar por el camino "que está escrito" cuando nunca antes habían leído las "reglas". Una mente fresca muchas veces es suficiente para aplastar la arrogancia de cinco tipos con títulos universitarios aferrados a lo que dicen sus libros.