Mi código tampoco sirve para nada

La capacidad de trabajar con otro desarrollador en el mismo proyecto es una de las habilidades más difíciles de encontrar en estos días. Los desarrolladores de software por lo general tenemos mucho ego y consideramos que el resto del planeta es simplemente retardado e incapaz de escribir código con algún tipo de valor. Seamos honestos, ¿cuántas veces hemos hecho la pregunta mágica?: "¿Quién habrá escrito este pedazo de mierda?".

Realmente no importa quién, el caso es que posiblemente no fuimos nosotros (gulp... y muchas veces sí) y tenemos que culpar a alguien. Incluso, puede ser que dicho código esté perfectamente escrito, pero si no fuimos nosotros, entonces es malo y tenemos que alardear y enseñarle a todos cómo lo "arreglamos". Lo gracioso es que nuestros arreglos serán también luego calificados como basura, y el ciclo volverá a empezar.

Posiciones como esta solo consiguen un mal ambiente entre los miembros de un equipo. Hoy hablamos mal del código de Juan, pero mañana nos toca trabajar con él codo a codo. Y allí va Pepe, ayer nuestro confidente, pero hoy es el que escribe métodos horribles y clases sin sentido. Vaya, que no por gusto muchos piensan que los desarrolladores son tipos super desagradables... fama que nos hemos ganado.

Resolver este problema para mejorar nuestra vida profesional es bien importante, y podemos lograrlo simplemente metiéndonos en la cabeza lo siguiente:

NUESTRO CÓDIGO TAMBIÉN ES MIERDA

Así de simple; nosotros también escribimos código malo. Incluso ese que nos gusta tanto y creémos que está perfecto... ¡mierda también! Todo profesional hace siempre su mejor esfuerzo para que su trabajo quede lo mejor posible, pero obviamente no siempre se puede lograr. Precisamente para eso existe un equipo: para corregir los errores, compartir ideas y experiencias, y beneficiar a todos con el conocimiento mútuo. Indiscutiblemente es un enfoque mucho mejor al que se ve frecuentemente donde todos culpan al resto todo el tiempo.

Entonces, la próxima vez que veamos algo que no nos guste, en vez de apuntar inquisidoramente al culpable, recordemos primero que muchas veces nosotros no somos capaces de hacerlo mejor. Con esto en mente simplemente arreglemos el código y discutamos los cambios con el autor. Si mantenemos este ciclo de colaboración, todos saldremos beneficiados.